Mi vieja y útil bicicleta.


Este año que paso no tuvo misericordia con nadie, ciertamente menos conmigo, ni de los míos.

Estuvimos encerrados durante todo el periodo de la cuarentena, no porque nos guste estar encerrados, nuestra misión, se trato mas de mantener vivo al patriarca de la familia, mi señor padre, que con sus 84 años de edad no esta para sufrir de ninguna enfermedad de las vías respiratorios y menos del Covid.

Fueron si bien no duros meses, si fueron de los más aburridos y proclives al sedentarismo que ayudo a que ganara algunas libras durante este periodo de tiempo y echara por el caño cuidadosos meses de caminatas y ejercicios para mejorar mi condición física.

Una de las cosas que empecé hacer tan pronto alivianaron las restricciones de movilidad fue empezar a darle uso a mi bicicleta, ya con mas de cuatro años de uso irregular esta dando señales de maltrato, por lo que la aceite y de a poco empecé a darle uso.

Ahora solo queda hacer de su uso una costumbre y empezar a cosechar, los frutos de la consistencia periódica.

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