Ayer caminé/corrí dos veces: una temprano en la mañana, a las 7 a.m., y otra en la tarde, a las 6 p.m. No es extraño para mí correr dos veces al día, aunque sé que esto es poco común para la mayoría.

Por lo regular, camino/corro una vez al día. Si la semana es muy húmeda o calurosa, de repente lo hago tres veces en toda la semana.


Sobre mi rutina de ejercicio

Esto de caminar/correr se debe a que, al tener sobrepeso, no puedo darme el lujo de hacer los 5.5 km de recorrido de una sola vez. No es que no pueda, pero no es recomendable pasar de 150 pulsaciones por minuto (bpm) y menos a mi edad, aunque por cortos periodos de tiempo se me dispara hasta los 180 bpm; al menos, ese es mi récord personal.

Como no quiero terminar despapayado a causa de un faracho (ataque al marañón) procuro caminar algunas partes y correr otras. Cuando veo que me estoy esforzando demasiado, vuelvo a caminar y todo bien.


El circuito de ayer

Retomando el hilo de esta historia, ayer hice dos veces mi circuito regular del Parque Omar. Sí, es uno de los beneficios de que mis ancestros compraran un terreno en un lugar tan céntrico, aunque cuando lo adquirieron, esto era la periferia y era puro manglar y potrero, poblado por una generosa cantidad de vacas producto de una lechería cercana.

Hice mi primera caminata sin problemas; el ambiente estaba fresco. Corrí muy poco debido a mis pocas reservas de glucosa, pero terminé de buen humor y sin nada extraordinario que reportar.

Continué mi día como de costumbre. Por la tarde, cayó un aguacero. Almorcé una ensalada verde y, en Avenida Balboa, vi un enorme lagarto de agua salada.


Resultados inesperados y planes futuros

Llegadas las seis de la tarde, di mi segunda vuelta. Todo bien, la tarde estaba bastante húmeda, pero sobre todo fresca; seguro la temperatura estaría entre 23 o 24 °C. Yo estaba subiendo y bajando lomas, circunvalando el Parque Omar, sin sentir la pesadez normal que uno experimenta al sobreesforzarse. Me preocupaba un poco que excederme de mi rutina regular afectara mis articulaciones, pero nada: ni dolor de rodilla ni, mucho menos, el dolor punzante de pantorrilla que me obliga a bajar el ritmo y caminar más que correr. Nada de nada; mis pies de lo más normal. Así, terminé el circuito sin muchas dificultades y en menos tiempo de lo usual.

Lo mejor de todo es que me sentía muy bien, de lo mejor. Insisto, no es inusual para mí dar dos vueltas al parque, pero creo que la combinación de temperatura y humedad afecta mucho mi rendimiento. Por eso, he decidido hacer el doble circuito tres veces por semana, dejando dos días intermedios donde solo corro una vez.

Otra razón por la que duplico mis esfuerzos al correr es porque una sola vuelta al parque no es suficiente para mí y ciertamente no me está ayudando a bajar de peso. Por eso, correr el doble, más una dieta de calorías controladas, debería funcionar.

Sí, tengo que hacer pesas y para eso estoy preparado, pero ese relato será para después.

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